domingo, 21 de septiembre de 2008

jueves, 4 de septiembre de 2008

¿IDENTIDAD NACIONAL?

Editorial
Apelamos a todos aquellos que orgullosamente mexicanos se dejan llevar por los estereotipos que marcan los medios, a que lean este bonito número del Riffzine; donde precisamente plasmamos nuestro sentir al respecto. Rechazamos lo establecido y les ofrecemos nuevas opciones para que ejerzan su sentir nacionalista; esto por medio de escritos que hacen una critica desde social, musical, cinematográfica y hasta deportiva de nuestra cosmovision mexicana.
Y si eres de los que en estas fiestas acostumbran atascarse de pozole, generar basura con cohetes, ponerse bien pedo y alegrarse de no ir a trabajar, estamos contigo, sin embargo, no te puedes ir a festejar si no has leído esto que bien vale la pena.

Atentamente
Héctor Juárez y Claudia Hernández
Editores

ÍCONOS (IGUAL QUE PLACEBOS)



Por Carolina Celis

Si de íconos populares mexicanos se trata, tendré que opinar de manera breve y general, no porque me desagrade el tema, sino que hay tanto que decir y tan pocas líneas. Para que alguien sea considerado un “ícono”, primero: debe verse bonito, “saboreable” a la vista, de lo contrario no tendrían sentido los mil y un afiches que se pegarán sobre las paredes. Segundo: debe tener alguna particularidad en que la mayoría no destaque, ya sea cantar, bailar, pintar, fornicar… algo que lo haga diferente a nosotros, los “mortales”. Tercero: a pesar de lo inalcanzables que aparentan ser, deben transmitir ese algo que nos haga sentir que son como nosotros, mortales y comunes. Con todo esto no quiero decir que sean malos, de hecho, muchos de ellos son rescatables. Pero hay algo que me molesta y es la sobrexplotación a estos personajes ya de por si explotados. Frida Kahlo, por ejemplo, una excepcional pintora, no falta quien quiera sacar billete por cualquier cosa referente a su existencia, postales, películas, todo en exceso, es infame. Uno de los favoritos mexicanos, Pedro Infante; no importa que hace más de medio siglo haya muerto, la gente sigue visitando su tumba año con año. Y uno se pregunta por qué. Creo que cada cierto tiempo surge algo particularmente diferente que hace olvidar que la vida no siempre es buena y que apesta de vez en cuando, sobre todo en un lugar como nuestro país en donde pulula la corrupción, delincuencia, desempleo y promesas de un gobierno mediocre y tirano; se necesita un placebo cultural y social, eso son los íconos populares: placebos. Es mucho más agradable santificar a un Pedro Infante y su “… y si vivo cien años/cien años pienso en ti”, recordándonos una época menos apocalíptica. Cabe mencionar aquellos que la parafernalia publicitaria y chupasangre busca imponer, son más que risibles y patéticos, da pena ver qué pegue tienen. Eso me recuerda que cuando tenía doce años prefería escuchar las clásicas de Pedro Infante que a Fey… ¿se dan una idea del porque?

¿EXISTE EL ROCK NACIONAL?



Por EL INFORMANTE

En esta ocasión hablaremos de identidad en el rock nacional. Un tema por demás difícil, pues si el comentario que se haga no es del todo favorable, se tiene a catalogar de “malinchista” a la persona que lo escribió. Sin embargo hay que hacer un ejercicio de sinceridad de los puntos por los cuales el rock nacional aún esta en el proceso de encontrar su propia identidad. Aunque esto pudiera sonar exagerado, es un hecho que muy pocas bandas mexicanas han sabido alejarse de ciertos estándares para crear música que no suene o te recuerde a cierto grupo de habla inglesa.
Lamentablemente abundan más las bandas que de inmediato te hacen recordar que son la parodia de POD, los que creen que hacer rock nacional es cantar lo primero que se les venga a la cabeza y peor aún creer que lo están haciendo bien, o aquellos cuyas canciones no son más que imitaciones de acordes clásicos de blues, y finalmente los que creen que por colgarse una guitarra son rockeros y no son más que simples bandas de pop.
En lo personal rescataría a bandas como Café Tacuba, Maldita Vecindad y a los desaparecidos Caifanes como las tres agrupaciones que de verdad lograron crear un estilo propio y alejado de cualquier tipo de comparación.
Muchos podrán estar de acuerdo conmigo, muchos dirán que soy tan solo un “malinchista” más, pero a quienes pudieran pensar esto último, les recuerdo que en sus inicios el rock and roll mexicano estaba hecho a base de solistas que pretendían ser Elvis Presley. Los años han pasado y pese al tiempo transcurrido, seguimos queriendo tocar como el vecino, pudiendo crear cosas propias y con mucha más trascendencia.

IN MEMORIAM

Por Claudia Hernández

Cuando escuchamos hablar de la identidad nacional, ya sea en el propio país o en el extranjero, inmediatamente se nos vienen a la mente esos sombreros gigantes en señores con un gran bigote sentados al píe de un cactus. Gran parte de culpa, la tienen nuestros caricaturistas, sin embargo, no todo el crédito se lo llevan ellos. En este caso nos referiremos a esas "bonitas" películas de la Época de Oro del Cine Mexicano. Quien no recuerda a Sara García en su papel de abuela protectora y matriarcal, o que me dicen del infaltable Pedrito Infante, que con su "feeling" atrapó a mas de un corazón; esa actitud de macho, mujeriego, parrandero y jugador lo inmortalizó.
En este rubro también tenemos a Jorge Negrete o Antonio Aguilar por ejemplo, quienes con sus trajes de charro, lograron consolidar en diferentes partes del mundo una imagen equivocada del país, en primera porque en esa época no vivíamos así, el traje de charro ni siquiera es mexicano, y tampoco se ponía para vestirlo a diario.
Las mujeres mexicanas definitivamente no somos sumisas como " la Chorreada" (Blanca Estela Pavón); lo que me recuerda esa frase que le dijo a su esposo "Pepe el Toro" (Pedro Infante) en "Nosotros los Pobres" cuando éste llega de mal humor a su casa: ..."ándele pégueme, si no desquita su muina conmigo, entonces con quien...". Y vaya que tenemos tela de donde cortar con este tipo de cine, en donde se pone al mexicano como una persona bonachona que habla cantadito, y que por otro lado, hombres y mujeres visten de charros y rebozos con enaguas respectivamente.
Como vemos, un vez mas se comprueba que los medios tienen un nivel infinito de alcance y que la imagen que otros tienen de nosotros , no es muy alejada de la que nos asumimos inconscientemente.

DESDE EL CLUB DE LOS BANJOS 6


Por Rockberto Jiménez

No hay mejor crítica que la del mismo espectador, sería la frase con la que iniciaría esta columna. En lo personal me siento más a gusto cuando escribo o hablo de música, no porque me considere todo un conocedor, sino porque es algo que me apasiona y por lo cual decidí dedicarme a este rollo de las comunicaciones. Sin embargo, en esta ocasión me tocó desarrollar para ustedes el tema de las series de televisión hechas en México. ¿Hasta que punto son adaptaciones y hasta que punto son copias mal hechas de series de buena calidad? En mi opinión creo que hay una gran diferencia, entre adaptar un tema a la manera de ser y de pensar de un país y otra muy diferente hacer la copia pirata de una idea creada por alguien más. Ejemplos de series de televisión hechas en México que son un parámetro de lo que NO SE DEBE DE HACER son la versión de La Niñera (originalmente protagonizada por la actriz Fran Drescher), Sexo y otros secretos (serie estadounidense originalmente llamada Sex and the city, estelarizada por Sarah Jessica Parker) o más reciente la serie El Pantera, que pese a notarse cierto presupuesto destinado a la producción, no deja de ser un programa, que aunque cuenta con una temática cien por ciento desarrollada en la ciudad de México, pretende emular la manera en que las series norteamericanas son realizadas, quedándose corta y terminando por ser un producto de no muy buena calidad. Sin embargo, no todo esta mal en este país. Hace tiempo tuve la oportunidad de ver el capitulo uno de la serie Capadocia, y de verdad es altamente recomendable, pues es un BUEN EJEMPLO de cómo se debe trabajar en la adaptación de un formato televisivo. Como podrán ver, México puede hacer cosas muy interesantes en cuanto a series de televisión, siempre y cuando no pretenda ser algo que simplemente no es…

LA IDENTIDAD DEL ROCK MEXICANO


Por Rafael Martínez

Alguien dijo que la identidad del rock en general era parte de su razón de ser, el caso de la llegada del rock a México es muy extraña ya que si nos remontamos a su historia, comenzó por ser una serie de refritos a canciones ya exitosas de bandas que comenzaban a gestar sus éxitos en el gabacho o en Inglaterra. Eso sí, la filosofía inicial dictaba que el rock plenipotenciariamente debía ser cantado en inglés. Y así comenzó esa búsqueda, con los juniors que podían viajar al gabacho para comprar música nueva, instrumentos, fachas, por ende el rock entra de principio a la elite universitaria, hasta que un tijuanense comete la fatalidad de comenzar a desgreñar el rock, con malas palabras, nuevos ritmos, eso si, siempre copiando, pero Javier Bátiz comienza esta antropología de la búsqueda de identidad del rock mexicano. Le siguen, por supuesto, Alex Lora, quien en un principio también cantaba en inglés y muy gacho; Chac Mool, que ya pretende una música mas aventurada ; Dangerous Rythm, los primeros punks en México, quienes se convertirían en RITMO PELIGROSO y ya de aquí comienza el parteaguas que siempre se han querido adjudicar muchos, pero no cabe duda que la historia le dará lugar a quien le puso identidad a este movimiento : BOTELLITA DE JEREZ, quien de principio al rock hecho en México le denomina GUACAROCK, jugando con dichos populares, albures, canciones del dominio publico, entre otras calamidades, dándole un poco de rosa mexicano al rock.
Obviamente nos tendríamos que ir a partir de aquí, a una radiografía antropológica bastante amplia, que tal vez seria mejor dejar en pequeñas dosis y mas bien cuestionar la actual identidad del rock mexicano que se comienza a convertir en música para la élite, música inteligente, música intelectual, aunque algunos sectores del rock, al contrario, caen en la música para payasos, ridícula, insensata, en donde no se respeta ni un gramo dicha identidad pérdida del rock en este país, en donde la música es de las pocas herramientas que nos quedan para despotricar contra lo que no podemos, la música como un arma de lucha, la música como protesta, como un bastión que nos sugiere una referencia en nuestra cultura.
Hace muchos años que no se ve en las calles un verdadero rocker, se comienza a fusionar con la comercialización, con los millones de concursos que convierten al rockstar en un ícono favorito para entrar a La Academia, olvidándonos por completo de verdaderas obras de arte que nos pueden presentar, Haragán, Santa Sabina, Transmetal o no sé, miles de grupos que sí están comprometidos con el rock como arte, el rock es cultura profesaban hace algunos años.
Lo que nos queda es pensar que va a pasar con esta contracultura, con esta forma de vivir, que de verdad en México los próximos años la juventud entera va a estar sublevada a PEMEX, las trasnacionales o qué, pues hay que activarse, el rock siempre ha sido reflejo de las ganas, o en estas épocas de la hueva de los jóvenes.
Lo que debemos de hacer este mes es; tomar una botella de tequila, una guitarra y poner a los clásicos del rock mexicano tan fuerte que les sangren los oídos a todo aquel extranjero que este al otro lado de la puerta…VIVA MEXICO ROCKERS

EL DEPORTE MEXICANO


Por Héctor Juárez

Recién finalizados los Juegos Olímpicos en Beijing, es común escuchar críticas, elogios, comentarios y demás sobre la actuación de los deportistas mexicanos en esta justa deportiva. Como cada cuatro años, los medios se encargan de alabar o criticar, no sólo a los deportistas sino también a los dirigentes del deporte. A esto hay que añadirle que la Selección de fútbol está en plena eliminatoria para asistir al Mundial de Sudáfrica 2010. Con todo esto, es bueno preguntar, ¿cuál es la identidad o que distingue al deportista mexicano?
La historia nos dice que los representantes deportivos del país tienen mucho corazón, entrega, coraje y ganas, pero al final les falta la mentalidad para superar a sus adversarios. Sin embargo, también son envidiosos y el éxito ajeno no es de su agrado, la muestra está en los éxitos a nivel individual y no grupal. También existen los deportistas mediocres y conformistas(¿alguien dijo la selección de fútbol?). Hay otros casos donde la falta de apoyo federativo y atención mediática son benéficos y el deportista luce por méritos propios (ya que los federativos y las televisoras den mensajes cursis y de pena ajena para felicitar a los ganadores es tema aparte). También están los deportistas que tienen todo el apoyo y al final “les tiemblan las patitas” y son parte de la larga lista de fracasos. Y por último están los que quieren, pueden y nos los dejan, ya sea por falta de “conectes” o por no dejarse pisotear. Lo increíble de nuestro deporte, es que existen grandes diferencias entre el apoyo que se da a los demás deportes y al fútbol, obvio, porque deja más un partido de la Selección en el Azteca que un mundial de Clavados. O a poco sabíamos de la existencia de deportistas como Ana Guevara, Soraya Jiménez o Guillermo Pérez antes de ganar alguna medalla en Juegos Olímpicos o campeonatos mundiales. A diferencia de los futbolistas, de quienes sabemos hasta sus romances y lo único que han logrado es fracasar y quedarse como los “ya merito”.
Mención aparte merecen los dirigentes del deporte y sus instituciones, las cuales, al igual que las otras instituciones del país, están hechas mierda por la corrupción, el nepotismo y la ineficiencia de sus altos, medianos y bajos mandos. O como se puede explicar el mandato vitalicio de Mario Vázquez Raña, el capo de capos del deporte nacional, al frente del Comité Olímpico Mexicano (COM). En resumen, la mayoría de los deportistas mexicanos, con sus excepciones, deben olvidar que son competidores y sentirse contendientes, prepararse mentalmente, tanto para los éxitos como los fracasos y la cuestión más utópica : un cambio de raíz en las personas que manejan el deporte. Pero esta tarea no es sólo de ellos, sino de todos, porque el deporte es reflejo de la sociedad donde se practica. ¿O no?